king_tut_burial_maskNadie diría que un faraón que tan sólo gobernó durante nueve años, murió con 18, fue enterrado en una tumba de reducidas dimensiones y que incluso pasó desapercibido para su época sería uno de los faraones más conocidos en la actualidad. Incluso podríamos hablar del mejor relaciones públicas del Antiguo Egipto, el icono por excelencia, el rock ‘n’roll star faraónico.

Pero realmente, ¿quién fue Tutankamón? Neb-jeperu-Ra Tut-anj-Amón. Quizás parte de su atractivo resulta de su misterio, pues si bien se sabe que pertenecía a la XVIII dinastía y que reinó entre el 1336 y el 1327 a.C., poco más se sabe a ciencia cierta sobre el gobernante, salvo hipótesis, fundadas o no, como quienes fueron sus predecesores: se ha especulado sobre quienes fueron sus padres, postulándose a Amenhotep III, Semenejkara o Akenatón, el faraón hereje, quizá la teoría más aceptada y refutada por análisis de ADN (2010), que quizás explicaría el olvido que sufrió Tutankamón, al igual que el propio Akenatón al adoptar el culto al sol y a un único dios. No obstante, durante el reinado de Tutankamón se restauró el politeísmo y se volvió a una etapa de calma frente al periodo convulso de reformas y cambios sociales que supuso el reinado anterior (denominado periodo de Amarna).

¿Cuál fue el motivo de la muerte del joven faraón?

¿Envenenado? ¿Infección? ¿Caída de caballo? Mucho se ha especulado sobre su fallecimiento desde que su tumba fue descubierta. Se ha hablado de ginecomastia, craniosinostosis o síndrome de Marfán, aunque sin pruebas aparentes; y necrosis ósea que hace pensar en la enfermedad de Freiberg o de Köhler II, que si bien han sido diagnosticadas, ninguna de ellas, por sí sola, causó la muerte. Parece ser, según un último análisis realizado por científicos forenses del Cranfield Forentic Institute (2013) la posibilidad de que Tutankamón muriera atropellado por un carro de combate. No obstante, y muy posiblemente, el joven faraón no murió como consecuencia del atropello, sino por las secuelas de este accidente que se saldó con una pierna rota. Esto, unido a sus huesos blandos, su pie deforme y a la malaria —enfermedad que asolaba el país por aquel entonces—, se conjugó en un cóctel que resultó mortal. A día de hoy, estas son las teorías sobre su muerte, pero cada “x” años nuevos estudios e investigaciones sacan una nueva hipótesis sobre su muerte que copan los titulares y reavivan el interés por Tutankamón.

Además, se ha hipotizado con la posibilidad de que el faraón, en el momento de la muerte, estuviera lejos de los centros de embalsamación, y por esta razón su momia no se ha conservado en perfectas condiciones. E incluso a día de hoy, nuevos estudios dicen que su cuerpo se quemó tras una combustión química tras ser embalsamado cuando se encontraba dentro de la tumba, es decir, “combustión espontánea”.

¿Tumba sin saquear?

carter3El 4 de noviembre de 1922, Howard Carter, en una expedición sufragada por lord Carnavron, descubrió la tumba KV62 en el valle de los Reyes, correspondiente a nuestro protagonista. Se trataba de una tumba real pero de pequeñas dimensiones, compensada con un rico ajuar que se tardó más de una década en inventariar. Sin embargo, varias pruebas evidenciaban que la tumba había sido abierta con anterioridad, pero de manera sorprendente se había vuelto a sellar sin que aparentemente se hubiera sustraído nada , lo cual no hizo sino acrecentar su misterio. Para la posterioridad quedan las palabras atribuidas a lord Carnavron y Carter en el momento de abrir la tumba:

LC: – Bueno… ¿Qué ves?  C. – Veo cosas maravillosas…

¿La maldición de Tutankamón?

La muerte vendrá con alas ligeras sobre todo aquel que se atreva a violar esta tumba.

Esta inscripción en la tumba contribuyó a fomentar y acrecentar una leyenda de maldición, pues posterior al descubrimiento de la tumba, lord Carnavron y otros miembros de la expedición fueron muriendo en extrañas circunstancias.

Nadie duda de la gran labor de la divulgación de la cultura egipcia a través de la figura de Tutankamón, reconocimiento que jamás pudo soñar en vida, y tema siempre de actualidad por nuevos descubrimientos o teorías sobre su momia, ajuar o figura. Lo que sí es cierto es que no podemos concebir el Egipto faraónico sin Tutankamón. Por ello, démosle el reconocimiento del más importante de los faraones. Ya que no lo fue en vida, sea en la muerte.

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