El antiguo monasterio de Santa María de Jesús en Ávila, vulgo las Gordillas, está en ruinas. No es ninguna novedad. Desde su abandono por las monjas clarisas en los años 70 el inmueble ha venido deteriorándose progresivamente hasta el día de hoy presentando un estado de ruina lamentable y evidente.

Llegados a este punto, parece evidente que no podemos obviar más este tema, antes de que ocurra alguna desgracia. Y, por tanto, algo habrá que hacer. ¿El qué? ¿Y quién? Buena pregunta. Después de décadas de abandono y expolio parece que cualquier aportación nueva va a ser mejor que la indiferencia actual. Recordemos que hace tiempo el Ayuntamiento dio el visto bueno a la conversión de este espacio en un hotel de 5 estrellas, un bloque de 60 viviendas y un aparcamiento subterráneo con 215 plazas, proyecto que hasta hoy no se ha desarrollado y que dudo mucho se cumpla. ¿Qué acciones se pueden barajar?

  1. Desarrollo del megaproyecto hotelero que lleva implícito la restauración del monumento pero, a pesar de cumplir con patrimonio, destruiría parte del inmueble, perdiendo su esencia (si algo queda) original.
  2. Restauración del monasterio conservando su estructura y acondicionándolo para algún uso, ya fuese administrativo (como se hizo con el monasterio de Santa Ana) o centro cultural, museo, etc., Lo ideal sería replantear un destino nuevo, sin perder la naturaleza del inmueble, pero con amplitud de miras. También se debería mantener los restos del acueducto de la ciudad que quedan adosados a uno de sus muros.
  3. Olvidar las Gordillas y dejar las cosas como están, dejando consumir lo que queda del inmueble hasta que el tiempo lo derrumbe completamente.

Seguro que hay otras posibilidades, mejores y peores, pero en mi opinión, no creo que a medio largo plazo se llegue a una solución. No me gusta ver derrumbarse un edificio tan emblemático como las Gordillas, y tampoco me gustaría verlo convertido en un hotel que no guarde más de un reflejo de lo que fue en un pasado, pero puestos a elegir, y honestamente, no sé qué opción puede ser mejor, o dicho de otro modo, la menos mala.

Ávila, una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, que vive básicamente del turismo, no sé cómo puede concebir y permitir esto. En vez de restaurar otros monumentos que incluso se restauraron hace poco tiempo, se debería mirar más por otros antes de que desaparezcan irremediablemente. Espero que cuando dirijan su mirada a las Gordillas, no sea para buscar aparcamiento, sino para ver con otros ojos una joya de otro tiempo, un legado que nos pertenece a todos y un patrimonio que, ante todo, tenemos y debemos conservar.

P.D. Las Gordillas, al igual que otros monumentos o sitios de interés, como las Tenerías Judías, el hotel Continental o la antigua Fábrica de Luz, no cuentan con ninguna plataforma de movimiento ciudadano para lograr su apertura o acondicionamiento. Será que no cuentan con el suficiente apoyo, interés o intereses.

Anuncio publicitario