Según cuentan las crónicas*, la Virgen de la Soterraña, patrona de la ciudad de Ávilaapareció” en basílica de San Vicente el día 7 de septiembre del año de 843, cuando los clérigos estaban celebrando los santos oficios oyeron un estruendo y bajaron a las “soterrañas” del edificio, donde hallaron la imagen de la virgen en un nicho, siendo venerada in situ desde entonces. El discutido hallazgo milagroso, de carácter legendario y puesto en entredicho en más de una ocasión, principalmente por corresponderse con la talla románica del siglo XII (quizá la hipótesis más plausible es que fuera trasladada por el rey Fernando I junto con otras reliquias) no resta importancia al lugar de su hallazgo, pues no es, ni mucho menos, casual: al igual que otros “hallazgos de imágenes” coetáneas, la Virgen de la Soterraña aparece junto a un pozo-manantial, instando a poner en contacto esto con la consideración de un lugar sacro desde tiempos inmemoriales. Además, a estas aguas se les ha dotado en muchas ocasiones de una función curativa, lo que ha permitido “sacralizar” todo el espacio subterráneo de la cripta, lugar santo sobre el que se levantará la basílica**.

Por otra parte, el rey Fernando III el Santo fue muy devoto de la Virgen de la Soterraña, mandando reparar el templo en 1252, y concediendo grandes privilegios al tiempo que confirmó sus franquezas y libertades.

Según una crónica de 1570 conservada en el archivo parroquial, la descripción de la imagen “Es una Theotocos, tallada en madera de nogal, y aparece sentada en un trono con respaldo; sobre su rodilla izquierda tiene al Niño, sentado y apoyado sobre el brazo izquierdo y muestra el pomo odorífico en la mano derecha. El rostro de la imagen es sereno; la mirada, penetrante y grave, ofrece un hálito de ternura y confianza; aparece tocada con un velo, que le cae por detrás de la espalda; el cuerpo se esconde bajo una túnica escotada, que cae plegada en relieves paralelos hasta los pies, señalada la cintura con una incisión horizontal; los bordes superiores de la túnica están pintados con encajes y el sillón está igualmente decorado con pinturas”.

 

La imagen fue mutilada para que pudiera ser presentada a los fieles con vestiduras y aderezos. La restauración de 1987 ha transformado radicalmente la imagen, despojándola de sus vestiduras para restituirla a su estado primitivo, distando mucho de ofrecernos el colorido original. El cambio entre la imagen restaurada y la talla original es tan brutal que a priori cuesta creer que sean la misma imagen, por tanto, nos vemos obligados a hacernos la pregunta.

¿Nos encontramos ante la misma talla de la Virgen de la Soterraña?

Si comparamos las dos imágenes, aparentemente podemos pensar que nos encontramos frente a dos tallas totalmente distintas. Ya no sólo el colorido, si no en la mutilación de los brazos en la talla de la izquierda es suplido con el añadido de la mano y el niño sobre el costado izquierdo, el cual se sabe que tenía la imagen y que se ha añadido en la figura de la derecha. Además, se advierte demasiada rigidez en la figura del niño que no presenta, ni de lejos, la misma calidad técnica y que sin duda es un añadido posterior.

No obstante, las similitudes las advertimos en el pedestal, que presenta la misma altura, y en los pliegues inferiores, por debajo de la cintura, resultando muy similares, al igual que los del cuello. Además, la postura forzada de la figura se mantiene en ambas. El rostro, en líneas generales, parece el mismo, con la ceja izquierda arqueada que resulta muy característica.

Por tanto, nos hallamos, pese a no poder estudiarla in situ, ante la misma imagen, pero ha sufrido un proceso de transformación brutal en la restauración. ¿Es lícito realizar tal restauración?

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¿Restauración o reconstrucción?

Con el propósito de devolver a la talla todo su esplendor, y basado en las descripciones que nos han llegado de la figura, con la restauración de 1987 se ha realizado la reconstrucción de las extremidades y del niño, repintado de las vestiduras y añadido de corona y velo, desvirtuando la imagen que se había conservado y a la que cuesta encontrar similitud con la actual.

No consideramos procedente la actuación realizada en la Virgen de la Soterraña, la cual después de ser mutilada, vestida y despojada de aderezos, se ha tratado de recuperar su aspecto original, sacrificando y reconstruyendo elementos que bien nos hacen pensar que mejor hubiera sido la creación de una imagen nueva, colocada para el culto en la cripta, y conservar la original y primitiva que nos había llegado.

Fuentes

* HERAS HERNÁNDEZ, Félix de las. La Iglesia de San Vicente de Ávila… : ampliada con un estudio sobre la Capilla de San Segundo. Ávila, Fundación Sánchez Albornoz, 1991.

** FERRER GARCÍA, Félix A. Rupturas y continuidades históricas: el ejemplo de la Basílica de San Vicente de Ávila, siglos XII-XVII. Ávila, Institución Gran Duque de Alba, 2009 pg. 137