«Conspiración en Londres» es el broche final a la trilogía «La Edad de Acuario», del abulense César Díaz Serrano, ingeniero informático que ya nos deleitó con las aventuras del desventurado fotógrafo Marcos Guillem, el cual al ser despedido del periódico español en el que trabajaba —por favor, un spin-off para el director del periódico, Jonás Tovajas— se embarca hacia Inglaterra para trabajar en el Gloucester Post, periódico local en el que ya había colaborado anteriormente como habíamos visto en La Edad de Acuario y El misterio de Ana Bolena, y donde encontramos a viejos conocidos como Eileen O’Connor, la peliroja irlandesa cuya vida personal es un desastre y que adquiere voz propia en el relato, Bruce Steward y Frank Gellert.
La sinopsis de la obra es la siguiente:
Magalie Vossen ha sufrido un intento de asesinato en la ciudad de Bruselas. ¿Quiénes eran? ¿Por qué pretendían quitarle la reliquia de su abuela? La policía ha sido incapaz de descubrir los motivos. Pero la necesidad de buscar sentido a una historia que la ha acompañado desde niña se ha vuelto una obsesión. En un intento desesperado por encontrar respuestas, Magalie ofrece al periódico londinense Gloucester Post una importante suma económica para reabrir la investigación. La reportera irlandesa Eileen O’Connor, junto a Marcos Guillem y el resto de su equipo, se verán envueltos en una trama de corrupción, asesinatos e intereses, bajo el manto de una de las leyendas más inquietantes de Inglaterra: La conspiración de la pólvora.
Siempre con la sombra de la conspiración y con ritmo acelerado, la investigación les hará desplazarse hasta Bruselas, si bien antes pasan por Paris a encontrarse con un carismático personaje que ya vimos en El Misterio de Ana Bolena: el profesor François Hernandez, igual de loco y que en esta aventura le tendremos por duplicado al incorporarse un nuevo personaje que es la pareja perfecta para el célebre historiador loco. Señalar el acierto de presentar a un político populista del recién creado partido tecnócrata: multimillonario, adulador… con algunas similitudes con el nuevo presidente de los Estados Unidos.
El final de la novela —y por ende, de la trilogía—, es sorprendente y trepidante, en el que se cierran todas las historias pendientes a lo largo de esta saga — ¿os acordáis de la pija Carla?— que recomiendo al tener todos los ingredientes de una buena lectura: intriga, misterios, asesinatos (muchos), historia, humor, amor, locos, política, más locos, y un magnífico escenario como es Londres.
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