La Ciudad Lineal fue un proyecto de 1882 del ingeniero Arturo Soria en la periferia de Madrid, con el que pretendía ruralizar la ciudad y urbanizar el campo, plasmando una ciudad alargada que se expandía a través de una vía principal de 40 metros de ancho rodeando completamente la ciudad de Madrid. El propósito era crear una alternativa urbanística a los barrios caóticos de nueva creación, principalmente obreros, que carecían de infraestructuras y condiciones de salubridad e higiene.

La vía principal estaba comunicada por tranvía, y a ambos lados de la calzada viviendas unifamiliares de la misma extensión que la calle, de tal manera que cada parcela se compusiera de casa, huerto y jardín, mejorando las condiciones higiénicas. Solamente se realizó un tramo de 5 Km, y la muerte de Arturo Soria y la guerra civil hicieron abandonar definitivamente el proyecto. A día de hoy, poco queda de este proyecto, apenas unos cuantos chalets originales y el nombre de una parada de metro, pero el plan del ingeniero sirvió como modelo de inspiración a otros arquitectos, como al francés Le Corbusier en su diseño de su Cité Lineaire Industrielle, o al arquitecto municipal de Ávila, Ángel Barbero y Mathieu.

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Ángel Barbero y Mathieu fue el arquitecto municipal de Ávila entre 1893 y 1895. Durante éstos dos años, presentó cuatro proyectos, uno de los cuales fue el mayor plan de reforma imaginado en la ciudad abulense, y que guarda muchas similitudes con el gran proyecto que desarrolló Arturo Soria.

Ya desde finales del siglo XIX —y vigente a día de hoy—, se manifiesta la necesidad de atraer turistas a la ciudad de Ávila. Para ello, el arquitecto Ángel Barbero ideó un proyecto que consideraba mejorar la alineación del urbanizado, aceras, alumbrado, embellecimiento y reforma de los edificios en la parte este de la ciudad, es decir, desde el Mercado Grande a la Estación de Ferrocarril, suprimiendo las tortuosas calles por un amplio bulevar con varias calles delimitadas por áreas de arbolado, con diferente adoquinado y anchura según el tránsito al que fueran destinadas, e incluso establecer un tranvía, al igual que en el proyecto de Arturo Soria.

El bulevar, aunque a escala mucho menor, seguía la moda de las grandes ciudades europeas como París o Viena: partiendo de una Glorieta con forma de herradura —y un parterre en su interior— situado frente a la Estación de Ferrocarril, llegaba a una plaza elíptica, bautizada con el nombre de Madrid, situada en lo que hoy es la actual plaza de Santa Ana, e imaginada con jardines. Desde ésta plaza elíptica, una nueva avenida llegaba hasta el Circuito de San Pedro, donde se concibe una nueva rotonda semicircular ajardinada. Los jardines existentes, como el de El Recreo, se fusionaba con el nuevo proyecto, al mismo tiempo que el arquitecto tenía en cuenta la menor expropiación posible para que el proyecto no fuera tan oneroso.

El proyecto de ciudad lineal abulense no se llevó a cabo y, aunque ni por magnitud ni trascendencia se puede comparar al proyecto de Ciudad Lineal de Arturo Soria, la composición del trazado urbano de la ciudad hubiera variado considerablemente, uniendo el centro histórico de Ávila con la Estación de Ferrocarril a través de una avenida de algo más de un kilómetro de longitud, facilitando las comunicaciones entre la urbe y el centro neurálgico de comunicaciones ferroviarias.

¿Una oportunidad perdida? Quién sabe. Lo más razonable es pensar que un proyecto de tales características hubiera modificado trascendentalmente la ciudad de Ávila, fruto de las teorías, planes y obras urbanísticas de finales del siglo XIX.

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Fuentes

NIETO CALDEIRO, Sonsoles. Paseos y jardines públicos de Ávila. Institución Gran Duque de Alba, 2001. Pgs. 25-28