Los comuneros siempre fueron los villanos de la historia. La interpretación del levantamiento comunero ha contribuido al mito de la construcción del estado-nación español y transformado en la adopción del mito liberal castellano de identificación autonómica castellana, de tal manera que la derrota de Villalar se ha convertido en el Día de la Comunidad de Castilla y León. Sin embargo, cabe preguntarnos, ¿qué llevó a parte de las élites castellanas y clases populares a revelarse contra Carlos I?

La interpretación del levantamiento comunero ha contribuido al mito de la construcción del estado-nación español y transformado en la adopción del mito liberal castellano de identificación autonómica castellana.

La primera razón argumentada para el levantamiento comunero es que el rey trajo a gran número de nobles y clérigos flamencos a la Corte castellana, lo que suscitó las reticencias de las élites sociales castellanas, desplazadas de los puestos de poder. Sin embargo, hay que ir más allá de un posible “odio a los extranjeros”, pues la crítica de los comuneros trató de solucionar los males que aquejaban a la monarquía y al reino. El patrimonio real menguaba por un aumento de las mercedes, los premios dados por el rey a los nobles para asegurarse su apoyo y que con Carlos I comenzaron a recaer en miembros flamencos. De ahí que fuesen las oligarquías urbanas, los villanos nobles, quienes se levantaran contra el Rey. Y si de Corte hablamos, otra de las reivindicaciones comuneras fue la de limitar los gastos de la Casa del Rey, erradicando los derroches, una constante que provocaba un aumento de los impuestos que soportaban los pecheros, es decir, los que pagaban impuestos, y que se levantaron en armas. Por si fuera poco, la inexistencia de una capital fija del reino hacía que las villas estuvieran obligadas a hospedar a la Corte y a los cortesanos en sus casas. La pretendida reforma de los comuneros establecía que sólo el rey fuese acogido sin coste alguno, mientras los nobles tendrían que pagar por su hospedaje como si fuesen pecheros.

Otro de los motivos del levantamiento comunero de las clases bajas fue por el excesivo aumento de impuestos ordinarios en los años anteriores, además de los abusos de poder al arrendarse las recaudaciones. La solución propuesta por los comuneros fue una reestructuración de la Hacienda castellana con el establecimiento de un sistema de encabezamientos perpetuo erradicando los malos usos, al mismo tiempo que pretendían frenar las mercedes y las enajenaciones de los bienes de la Corona. Por el contrario, la recaudación de impuestos extraordinarios había causado gran malestar entre la población, pues en ellos había encontrado Carlos I su mejor fuente de financiación: el rey convocó Cortes en Santiago de Compostela para pedir fondos para su elección como emperador alemán. Frente a ello, los Comuneros propusieron la instauración de unas Cortes institucionales como método legítimo de control frente al rey, una asamblea autónoma respecto al poder central del monarca que no han dudado en calificarlo, junto con la Ley Perpetua, como el “primer texto constitucional democrático de monarquía parlamentaria”, también llamada “la Constitución de Ávila”.

Otros factores que contribuyeron al levantamiento comunero fueron reivindicaciones como las bulas de cruzada, impuesto eclesiástico para la lucha contra el infiel que seguían cobrándolas en tiempos de paz; los problemas con el valor de la moneda y su extracción hacia los reinos vecinos como Francia; y problemas con la exportación de lana, estudiado por Joseph Pérez y que ha tenido diversas interpretaciones, como la antiseñorial de Gutiérrez Nieto. Sea como fuere, los motivos del levantamiento comunero tuvieron su origen en motivos ideológicos, jurídicos y de conflictividad social, pero también económicos, dando lugar a una serie de reclamaciones que no fueron atendidas, poniendo rumbo a la inevitable derrota.

Quinientos años después, Castilla sigue recordando a los visionarios comuneros, que frente a la injusticia se levantaron para alzar su voz y despertar a un pueblo que seguía dormido sin saber que eran el corazón del reino.

Artículo publicado en Diario de Ávila, 25 de abril de 2021.