ImagenBajo este nombre se enmarcan una serie de ataques o “progroms” a los judíos, sus sinagogas y propiedades en la madrugada del 9 al 10 de noviembre de 1938 en Alemania bajo el régimen nazi. El desencadenamiento de estos ataques, o la excusa para ello, fue el asesinato dos días antes de Ernst vom Rath, secretario de la embajada alemana en París a manos de un joven judío alemán, Herschel Grynszpan.

 

Los ataques antisemitas, vendidos a la opinión pública como una acción espontánea de la población, fueron ordenados por el Fürher, Adolf Hitler, y desarrollados por los distintos estamentos del gobierno como las SA, SS, policía y Juventudes Hitlerianas, además de civiles alemanes. Se estima que durante La noche de los cristales rotos murieron cerca de cien judíos, a la par de casi 30.000 detenidos y deportados a campos de concentración. Casas, hospitales, escuelas y sinagogas fueron saqueadas, quemadas, destruidas y demolidas.

Esta fatídica noche fue el comiendo de la persecución política y economía a los judíos alemanes , frente al pasotismo internacional que poco más hicieron que expresar su malestar por los sucesos, y es considerado por parte de la historiografía como la fase previa a lo que posteriormente fue la Solución Final, el Holocausto.

75 años después de aquella noche, Alemania rememora el suceso con una marcha silenciosa que recorre Berlín. Hay cosas que es mejor recordarlas para no volver a cometer los mismos errores.