Cualquier persona que visite el Jardín de San Antonio, sin duda, quedará maravillado por su belleza, pero sobretodo anonadado por su fuente ornamental de la Sierpe. Representa a un ser monstruoso y mítico encargado por el regidor Alonso del Cárcamo y Haro al maestro entallador Andrés López, el mismo que dos después realizaría los sepulcros de los fundadores de la capilla de Mosén Rubí (6 de agosto de 1581). Al escultor se le encargó la parte escultórica y de los trabajos técnicos, tanto el encañonamiento como la traída de las aguas, por un importe total de 800 reales.

La fuente, realizada en un bloque de granito que se barrenó, se rodeó de un estanque y en su estructura interna se le instalaron tuberías por las que entraba el agua para salir por la boca, ojos y oídos de la monstruosa Sierpe, y además fue pintada al óleo con colores, causando gran espanto y asombro para su época, aunque la policromía se fue perdiendo y nada de ella nos ha llegado.
Esta fuente monumental representa una muestra de los ingenios hidráulicos utilizados en el jardín, en este caso uno de las primeras manifestaciones de este tipo de ser monstruoso y mítico en España y que eran comunes en los jardines italianos renacentistas. Dicha fuente era tan impactante que mereció la atención – y la admiración – del rey Felipe II y Margarita de Austria, en su visita a la capital abulense en el año 1600.
A día de hoy podemos seguir disfrutando de esta magnífica fuente ornamental, en su mismo sitio, tras algunas reparaciones y restauraciones, no todas ellas acertadas.
