Durante el periodo medieval en la península ibérica convivieron las llamadas “Tres Culturas”, tan distintas como iguales y que no fue ni mucho menos idílica ni pacífica. Cristianos, judíos y musulmanes vivieron estos siglos con sus creencias, usos y costumbres, dejándonos su legado hasta nuestros días de muy diferentes formas. Por ejemplo, una manifestación muy concreta es en los enterramientos.

El pueblo musulmán, morisco y mudéjar en la ciudad de Ávila fue importante durante el medievo desde su llegada en el siglo VIII hasta su expulsión a fines del siglo XV, amén de su conversión al catolicismo. La mayor parte de la población musulmana abulense se concentra en dos áreas: la zona de la Alquibla, creada junto a la mezquita del mismo nombre (zona sur) y una nueva morería situada en la zona del actual barrio de las Vacas. Centrándonos en sus enterramientos, debemos señalar que sus cementerios estaban situados extramuros de la ciudad, localizando un total de cuatro, pese a que alguno de ellos no hay constancia arqueológica alguna, salvo alguna estela funeraria.
- Un enterramiento estaría situado junto al monasterio cisterciense de Santa Ana, pues allí se localizan varias piedras sepulcrales en granito, siendo cilíndricas o alargadas, con medias lunas y estrellas grabadas o adornadas con arquitos en sus costados y en el lomo con líneas paralelas o en zig-zag. A día de hoy se pueden observar algunos de estos cipos funerarios en el claustro del monasterio o cerca de las escaleras de San Antonio
- Otro cementerio estaba situado cerca de la iglesia de Santiago o cercado de los Osos, aunque en sus aledaños también se pueden observar restos de estelas o cipos, como había cerca de la plaza del Rollo y de la Feria. Los cipos son de estructura similar a los de Santa Ana, y las piedras prismáticas, incluso de dos metros, con sus costados arquitos o fajas o recuadros. Detrás de la citada iglesia aún pueden contemplarse unas cuantas.
- Aunque sin estar constatado arqueológicamente, e incluso documentalmente, se cree, o al menos se intuye, que existiría otro cementerio cerca del monasterio premonstratense de Sancti Spiritu, lo cual no sería descabellado pensarlo teniendo en cuenta la gran cantidad de población musulmana que existía en esa zona de la ciudad y la mayoría vivía en casas pertenecientes al monasterio premonstratense, y que aparecieron estelas en las inmediaciones.
- Por último, el gran cementerio musulmán de Ávila, estaba situado entre la Iglesia de San Nicolás y el río Adaja, en el paraje llamado Vado de San Mateo o Huerta del Vado, y que vamos a resaltar por dos importantes razones: por su importancia y por su destrucción.
El conocimiento de un importante cementerio musulmán en la zona sur de la ciudad se tenía desde al menos el siglo XVII, pues así fue constatado, o mejor dicho, copiado, por el padre Ariz en su libro Historia de las Grandezas de la Ciudad de Ávila, refiriéndose a éste con estas palabras:
“Tenían sus entierros en un campo muy grande cercado, junto al rio Adaja, conservando hoy el nombre, en el cual se hallan mas de dos mil pilarcicos labrados en redondo de a vara cada uno, y en algunos unas medias lunas y en otros estrellas y letras, los cuales ponían empinados encima de cada sepultura y les servian de asiento y señal cuando iban a enterrarlos y hacer sus ceremonias. Y en otras piedras que debian de ser de los mas valerosos entre ellos, ponían letras y labores, como parece en unas grandes que hoy estan por assientos en la puerta del Sol de la iglesia de Santiago, que cae al dicho onsadero, y en aquellas estan escriptos con mucha orden unos renglones en arabigo, que aunque no hacen sentencia por faltar una piedra, tienen la higera (hegira) y el nombre de Juceph, que deuio de ser del palacio de su señor, en tiempo que Auila estuvo de Moros. Estos pilarcicos son tantos, quantos se ven en la pared, y cercas de los heredamientos, que van de la Ciudad a S. Espiritus, a la mano derecha, saliendo la puerta Toledana. Y en las cercas del Monasterio de Santa Ana, y en otras muchas, y ninguna passa de una medida.”
Esto era defendido por Gómez-Moreno a principios del siglo XX quien, en su Catalogo Monumental de Ávila decía : “Todo ello existe hoy sin variación que, a pesar de los modernos pruritos arqueológicos, nadie se ha movido a recoger ni siquiera lo principal de estas reliquias para salvarlo de la intemperie y el abandono; además, en los últimos años se ha extraviado la opinión suponiendo que era cosa de judíos y no de moros, siendo esto indudable; pero no de los antiguos dominadores, sino de mudéjares, abundantísimos aquí durante la Edad Media, como prueban muchos documentos (…)”.
Pese a estas evidencias, el cementerio musulmán de la zona de San Nicolás, se “descubrió” en 1999 en las pertinentes intervenciones arqueológicas previas a la urbanización de la zona, quedando demostrado desde un primer momento que era una maqbara, es decir, una necrópolis islámica, pues los cuerpos estaban colocados en posición decúbito lateral derecho y orientados hacia la Meca, con fosas simples y estrechas, con paredes reforzadas con piedra o ladrillo y sin ajuar, como mandan los preceptos musulmanes, salvo algunas excepciones. Se pusieron al descubierto más de tres mil sepulturas, siendo no sólo el mayor cementerio musulmán abulense, sino también de todo el periodo andalusí.
Como resultado del boom del ladrillo, la maqbara fue totalmente destruida, se construyeron bloques de edificios y no queda ningún vestigio ni información referente al cementerio que allí hubo. Los esfuerzos políticos y ciudadanos por conservar ese pedazo de nuestra historia fueron muchos, pero de nada sirvieron pues la destrucción se realizó igualmente. Seguramente, se puede hacer un repaso de lo que supuso todo el proceso, desde el “descubrimiento” a la “destrucción” en la hemeroteca del Diario de Ávila, pues de todo hubo, desde protestas en defensa como en contra, amenazas de muerte a cuatro personas (Serafín de Tapia, Adolfo Yáñez y Cristóbal Medina), excavadoras, maletines (supongo), hormigón y asfalto.
El caso del cementerio musulmán de Ávila es un ejemplo más de lo poco que importa la cultura, la historia, a nuestros gobernantes y a los ciudadanos, pues la pasividad fue total. Hoy no queda ni rastro de lo que fue, salvo un solar excavado, colonizado por las malas hierbas, donde aún se pueden observar los muros de lo que primero dijeron que era una villa romana y que luego dijeron que son cuatro piedras, y una noria medieval, único reducto donde se podría poner “algo” que recuerde la maqbara.
BIBLIOGRAFÍA
- http://www.uned.es/mudejarcastilla/legado_mudejar_en_avila.htm
- http://vl21226.dns-privadas.es/~wwwjcyl/jcyl/patrimoniocultural/duero_mudejar/paseo-mudejar/avila/
- La memoria de Alá: mudéjares y moriscos de Ávila
- GÓMEZ-MORENO, Manuel. Catalogo Monumental de la Provincia de Ávila
http://www.arqueologiamedieval.com/articulos/131/%C2%BFdestruir-una-necropolis-medieval-para-levantar-un-centro-cultural-en-una-ciudad-patrimonio-de-la-humanidad?-toledo-y-el-centro-cultural-quixote-c
Para cuándo una investigación seria sobre los vínculos del Ayuntamiento con las constructoras. Nombres y cifras, es lo único que precisa la Justicia
No quiero parecer destructivo, ni pasivo frente a la desaparición de restos de nuestra rica historia que sirvan para conocernos más a nosotros mismos y enriquecer nuestro presente con nuestro pasado, pero el Islam ha sido una punta de lanza en el costado de los españoles y así lo fueron durante siglos. Considero que una vez documentado y analizado el residuo histórico que dicha religión y cultura exógena, ajena y enemiga de una paz que nos fue robada, nos dejó en herencia, no hay motivos suficientes que comprendan el derecho a permanencia y existencia en suelo patrio de un pueblo invasor y antiespañol, aunque no sea en vida, puesto que no hay que permitir que el Dar-el-Islam vuelva a suponer un perjuicio, aunque sea en ausencia por defunción; que no descanse en paz aquél que negó a los abulenses trescientos años de dicha en su tierra querida y que la destruyeron al llegar a ella.